Hoy apenas desperté, recordé la mirada de Hernán Miño. Fue alumno mío, del primer grupo que tuve en el turno vespertino de la escuela Industrial. La recuerdo bien, clara, era una mirada limpia, profunda, observadora…y recordé sus palabras, como si me las estuviese diciendo hoy mismo, aunque ya pasó más de una década.
En esos días, al finalizar el año, se realizaba una exposición anual con los trabajos de los alumnos. Era mi primera experiencia en la escuela, y tomé muy en serio el exponer el trabajo del año, con alegría y la energía propia de la adolescencia… la energía de mis alumnos, y la mía propia, que sigue intacta. Se notó nuestro trabajo, salimos en el diario local (con foto de Roberto Tolosa) y tuvimos muy buenos comentarios. Recuerdo la mirada de Hernán y sus palabras: “nunca pierdas esto, nunca pierdas esta entrega, ni esta energía”. Me dejó en silencio y asombrada, me lo dijo desde el Alma, porque así lo sentí. Mi querido alumno de 17 años en ese momento, hoy ya tendrá casi 30 y yo hace meses que cumplí los 40… pero sus palabras eran bien fundadas.
Hoy, casi 13 años después (toda una onda encantada), me vi cruzando el ancho boulevard de Av. España. Había viento. Lo sentía en la cara, abriendo el camino. Caminé despacio, miré la escuela. Me vi en ella, dando clase, dictando sin leer (leyendo en el éter, ja), me vi en el laboratorio, tomando mate con mis compañeros, charlando y aprendiendo de mis alumnos, sentada en la mesada del laboratorio, improvisando a veces cuando surgía un “blanco”, evaluando otras, enojándome y provocando enojos pasajeros, propios de la detestada química… me vi preparando clases, me vi en reuniones de profesores, casi de visita… me vi en días de frío, de lluvia, de sol… en viajes, en mesas de examen, en los pasillos, en charlas de la vida, en conocimientos de grafología, en fiestas de egresados, en entregas de diplomas… en fotos, y en abrazos.
Me vi y sonreí, pero no había ni nostalgia ni melancolía. Me paso “la vida” en un segundo… en un ancho boulevard… mi vida como profe de química. Que forma parte de lo que soy hoy, pero no es lo que hoy soy.
De un lado la que soy… y del otro lado de la calle, la que fui.
Me vi reír con los chicos muchas veces, me vi distante y observadora, fría por fuera y conmovida por dentro, como con una coraza, para no mostrar vulnerabilidad. Sentí que aprendí mucho con ellos, y compartí muchos años de mi vida, embarazos, nacimientos y bastante más… Recordé, como las distancias se borraban, cuando me tenían de profesora… comienzo con un “usted”, a un “profe Napoli”, a un Lorena, a un Lore… y en el mejor de los caso, La Napo.
Hace unos años, ya no me sentía cómoda con la distancia protocolar, y se comenzó a gestar en mí, esto que ocurrió hoy. Mi formación energética, transformó la química en alquimia del Alma. Me importaban mucho más sus Auras que los conocimientos sistemáticos y vacíos. No estaba cómoda en mi “rol docente”. Y me sentía de visita, como sólo cambiando el aire del lugar…
Vi todo en un ancho boulevard…
Agradezco de corazón, a las almas que nos cruzamos en este ida y vuelta de la vida… a los amores compartidos durante estos años, que aún perduran. Agradezco a los profes, con los que tomamos interminables horas de mate y recuperamos fuerzas para encarar la clase luego del recreo…J
Hoy me acordé de Hernán Miño, porque crucé ese boulevard para ser fiel a lo que siento, con mucha alegría y agradecimiento a todo lo vivido y a cada uno de los momentos que aprendimos juntos.
Hoy presenté mi renuncia.
Enseñaré y aprenderé, fuera del sistema educativo, siendo fiel a mi Alma, sin perder mi energía, ni mi alegría, reubicándola en el lugar que hoy elijo para mí.
Siento que, parada en la vereda de la QUE SOY, no debe quedar nada de la que fui, que no obedezca plenamente a mi Alma.Agradezco tanto aprendizaje!
Lore.
sin palabras Lore!!! que seas muy pero muy feliz, cosa que no tengo dudas podras hacer a lo largo de todas tus vidas. Te quiero mucho y te agradezco que puedieras ayudarme a encontrar el camino.
ResponderEliminarbesos