viernes, 16 de diciembre de 2011

Gassho: introspección sutil

Al iniciar sus talleres educativos y sesiones sanadoras, el maestro Usui convidaba a realizar la meditación Gassho, que literalmente significa “juntar las palmas de las manos”. En esta clásica actitud de plegaria: las manos unidas delante del pecho, a una altura que permita sentir en los dedos el aire que exhalamos por la nariz. Puede destacarse que esta posición brinda a los practicantes de Reiki un recurso fundamental para el refinamiento de su práctica armonizadora y su vida personal.
Esta o cualquier práctica meditativa es preciso realizarla durante 20 o 30 minutos al comienzo o al final de cada jornada. Gassho puede practicarse a solas o en grupo… grupalmente se produce un fenómeno de sinergia, la confluencia de las energías individuales interactúa poderosamente: el campo bioeléctrico creado va mucho más allá de la mera suma de las potencialidades individuales de los presentes en la práctica.
El meditador Gassho se sienta con los ojos cerrados (sobre un almohadón en el suelo o en una silla, y con la espalda recta) y juntas sus manos delante del corazón. Toda la capacidad de atención de la persona involucrada va a centrarse en el punto donde están unidos los dedos del medio (que uno puede presionar entre sí a fin de facilitar el enfoque). Quien jamás haya meditado antes se distraerá fácilmente, y no debe sentir remordimiento por ello, pues es común que suceda tal cosa. Asimismo, todo pensamiento que aparezca debe ser pasado de largo.
La mente lo observa fugazmente y luego lo deja ir. A medida que uno se vaya entregando al acto de meditar, ello será menos frecuente.Nunca debe creerse que una meditación se lleva a cabo para “lograr” alguna cosa. No es una “tarea”, sino pulimiento del don de la perseverancia. Toda vez que algo nos distrae, volvemos a imaginar el punto de encuentro de los dedos mencionados. A veces, en las primeras experiencias, algunas personas sientes que sus brazos se cansan, manteniendo la posición. Eso se resuelve apoyando los antebrazos contra los costados del tórax. En otros casos, puede hacerse un breve descanso bajando las manos lentamente hacia la falda, con las palmas hacia arriba. Ello no perjudica la calidad de la tarea.
En general, se aconseja no meditar recostados, pues es frecuente que ello induzca al sueño. La posición “flor de loto” (como se hace en India) o sobre las rodillas (habitual en Japón) no es en absoluto obligatoria para el meditador occidental, pues quienes no están habituados a ellas van a padecer incomodidades corporales que anularán la práctica meditativa.Nunca está de más reiterar que meditar es, por usar una expresión de fácil comprensión, algo así como tener “afinado el motor”. O si se prefiere, establecer una relación equilibrada con lo mejor que hay en cada uno. Esta es una manera de protegerse frente a grandes oleadas de energía malsana que abunda en todos los ambientes.
Un individuo meditativo y estabilizado no puede ser jamás distorsionado por esas “malas ondas”.Aquí viene lo más delicado. Hay personas que por distintas circunstancias arrastran una tendencia al resentimiento o un gran desorden emocional. Una vez que hayan adquirido los conocimientos y el manejo de la energía brindados por Reiki, podrán ir neutralizando paulatinamente tales fragilidades e incorporando vitalidades enriquecedoras.
Ese saber adquirido, sumado a las bondades de la meditación Gassho, podrán aplicarlo al auto sanarse, al despegarse de un lastre energético pernicioso.Con la práctica Gassho logramos un estado meditativo, un estado de Unidad con el Universo (“es como limpiar la casa antes de que llegue el huésped, en este caso, la energía de Reiki”). Es como afinar el corazón, o reverenciar lo divino que late en uno mismo.
Son variadas las trayectorias que el meditador Gassho puede trazar para experimentar itinerarios energéticos. Todo tipo de meditación consiste en el arte de aquietar el vértigo mental y permitir (aunque parezca paradójico) que el silencio se exprese con su máxima plenitud. La meditación consiste en el acto de escuchar, de escuchar profundamente lo que el Universo tiene para compartir con nosotros.
Material recopilado del libro SANARNOS CON REIKI de Akamu Hui Eguchi. 

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