"Los cristales, al entrar en contacto con nosotros, no alteran su energía sino que se mantienen estables, quienes vamos modificando nuestra energía, somos nosotros. Se puede decir que el cristal es una especie de catalizador de nuestra frecuencia. El aprendizaje es recordar que nuestros cuerpos sutiles y nuestro cuerpo físico van a buscar el estado de salud original, donde tu frecuencia vibratoria se corresponde con aquella que trajo tu alma al nacer. Esto dependerá del punto evolutivo de cada ser humano, de su singularidad. Nadie está más o menos avanzado que otro. Nuestro progreso espiritual se realiza en forma de espiral y en ese avance podemos despertar archivos de sabiduría que contiene nuestra alma.
El desafío consiste en transformar o traspasar ciertas barreras o defensas que se presentan como obstáculo cuando lo nuevo aparece. Amamos o aceptamos lo que conocemos. Lo nuevo pertenece al territorio de lo desconocido y esto despierta miedo, incertidumbre o desconfianza. Ante lo nuevo o desconocido, instrumentamos resistencias y mecanismos defensivos de negación. La mente es un instrumento útil cuando sabemos guiarla y no se apodera de nuestra vida.
La estructura de la personalidad no está en contra de la espiritualidad, es la que nos permite vivir y adaptarnos a la vida terrenal desde un lugar seguro, en otras palabras, el ego es el que nos cuida y está alerta para que no nos expongamos a un desorden psíquico. Nuestra tarea consciente es integrar la personalidad con la experiencia espiritual. Cuerpo y Alma en una sola unidad, el Ser humano.
Por qué sanan los cristales? Recordemos que la estructura molecular, la Geometría Sagrada y la vibración del color son tres características de pura armonía cósmica. Por eso sanan los cristales. Aún cuando no nos demos cuenta, el mero hecho de estar en su presencia, nos ubica frente a este diseño universal de energías y eso nos influye.
Sanar es recordar quien uno verdaderamente ES. Y que ES con el Universo. O sea, es comenzar a desplegar tu sensibilidad y percibir que estás inmerso en el TODO, que no hay separación, ni distancia, ni tiempo. Hay una multidimensionalidad que aparece en la medida en que la experiencia se hace cada vez más profunda. Partes de tu vida que estaban olvidadas, cobran un nuevo sentido y van armando la trama única que realmente te constituye, la cual te recuerda que eres valioso para la vida, aun cuando los resultados en este plano no sean tan obvios.
La paz interior y la comunión con tu propia esencia van infundiéndote nuevos aires y esto es una experiencia sanadora.
Los cristales son los Maestros que nos guían hacia nuestro poder sanador, nos ayudan a despertar nuestros dones y a ponerlos en acción."
La sabiduría de los cristales
Alejandra Salatino.
Turmalina Rosa
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