Cuando nacemos, desde el momento mismo del parto, elegimos un cambio de vida, que no es “necesariamente” más cómoda que la que teníamos en la seguridad y protección del seno materno, pero nos animamos!! Y venimos al mundo!!!Cambiamos todo el tiempo, la flexibilidad de la niñez nos mantiene la alegría de hacer lo que nos dá la gana, de una forma bastante inconsciente y sin medir riesgos, mágicamente hacemos y deshacemos a voluntad, muy ajenos a los condicionamientos del mundo… que nos van rodeando y moldeando, más allá de lo que deseamos.
Las estructuras van cercando el camino y la flexibilidad de nuestros primeros años, va cediendo camino y transformándose en rigidez. La vida misma es cambio, cambio cíclico y ordenado, que genera aprendizajes todo el tiempo, lo queramos o no, estemos preparados o no, cada día hay algo que te cambia la vida, que te corrige el punto de vista que tenías hasta ese momento y te rompe las estructuras, generando el caos necesario para un nuevo orden. Y ESO ESTÁ MUY BUENO!!!
La flexibilidad de nuestra niñez y la rigidez de nuestra adultez, deben cambiar, no sería mejor ser adultos flexibles??? Pero con una flexibilidad conciente y conectada con lo superior y con los que nos rodean, que nuestros cambios trasciendan el ego y generen nuevas situaciones mejores, no sólo para nosotros, sino también para los demás.Y abandonar situaciones “estables” da miedo, pero si no nos arriesgamos, NO CRECEMOS!!!
Y si no crecemos, nos quedamos estancados, duros, estáticos, inmóviles, rígidos… y en este estado de dureza, somos fácilmente “rompibles”, nos podemos quebrar… cosa que rápidamente se revierte…cambiando!!!! Con grandes o con sencillos gestos, puedo cambiar de lugar, de trabajo, o de gesto, de actitud, de ropa, de vida… sólo hay que animarse y confiar que lo mejor para nosotros, sólo nosotros, lo podemos generar.Si nuestros cambios tienen sus raíces en el Amor, nos acercan a la evolución y nos hacen mejores personas siempre.
Soltemos la rutina y comencemos a cambiar concientemente.
Lorena
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